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CARTA DEL EDITOR

R. MAURICIO CUELLO FREDES
▸ Profesor Titular, División de Oncología Ginecológica,
▸ Pontificia Universidad Católica de Chile.
▸ Director de Investigación y Doctorado de la Escuela de Medicina,
▸ Pontificia Universidad Católica de Chile
▸ Past President Sochog (2013-2015)
Sean todos bienvenidos a aportar.

En esta etapa de nuestra revista, en que se comienza con un nuevo cuerpo editorial, las tareas son muchas, las transiciones difíciles y más difícil el renovarse con un norte claro que mantenga la misión y visión de una revista con más de 80 años de existencia y tradición.

Al asumir dicha tarea, se ambiciona mucho, se busca cambios que te distingan, que revelen tu sello y que finalmente repunten los indicadores por los cuales se te juzga o se te valora. Ante dichas ansias, la pregunta que surge es: ¿cuál es el camino o tarea que como cuerpo editorial debemos asumir y priorizar?

Como toda revista científica y académica, el fin último o misión es contribuir al conocimiento y transmitirlo de manera educada, eficiente y clara a todos aquellos que acceden a ésta, independiente de sus fines particulares. No cabe duda que, desde su creación, como boletín y luego transformada en revista, ésta ha contribuido a comunicar experiencias clínicas, a educar sobre temas relevantes para la salud de la mujer, a ser inicialmente órgano líder y voz para especialistas nacionales y, en años más recientes, para colegas de toda Iberoamérica.

Al revisar los primeros números de la revista, como nuevo editor en jefe, me he podido dar cuenta que, pese al paso de los años, muchos de los problemas de ayer continúan siendo los de hoy, que los albores de una idea revolucionaria, de una hipótesis, de una posible solución, ya fueron planteados por los jóvenes inquisitivos de dicha época, muchos de ellos latinos, y que algunos de los científicos del ahora, desconocedores del pasado, reformulan como si fueran los inventores de una nueva rueda. Otros en tanto, argumentan sus decisiones clínicas, usando de mala manera la medicina basada en la evidencia (MBE), sin complementar su propia experiencia, y peor aún, no considerando la real aplicabilidad de dichas conclusiones a la población objeto de su cuidado. Muchas veces, tal actitud, termina lamentablemente colisionando con el accionar de mentores o médicos más viejos que, aunque no investigadores, muchas veces conocieron mejor y adaptaron la solución del momento a la realidad de sus pacientes y su entorno. ¿Debemos preguntarnos entonces y revisar críticamente si los indicadores han mejorado sustantivamente en términos, por ejemplo, de mortalidad materna en los últimos 50 años y en qué han contribuido los avances tecnológicos, algunos de alto costo de implementación, y el mayor conocimiento especializado basado en MBE para tratar mejor, integral, respetuosa y humanamente, a nuestras pacientes? ¿los médicos de ahora tratan mejor, igual o peor que los de antes? ¿ofrecen mejor medicina, con conciencia social y mejor relación médico-paciente? ¿hacen medicina con una relación más transversal o vertical, incluyente o excluyente de la opinión de su paciente? ¡Cómo saber la respuesta si no se mide, no se evalúa o revisa periódicamente la satisfacción, los éxitos y fracasos de cohortes regionales, nacionales o colaborativas y no se trasparentan o comunican a la sociedad científica o la población tales resultados! Son este tipo de preguntas, las que ha obligado a algunos países, el mandatar como requisito de re-certificación de la especialidad el comunicar a través de revistas con comité editorial dichas experiencias, a fin de velar por la actualización del conocimiento, la vigencia y, más importante aún, la calidad de la acción médica.

Como cuerpo editorial creemos imperativo que nuestros colegas nacionales e internacionales comuniquen sus experiencias ya que una revista en nuestro idioma, online y con acceso libre difunde y llega a todos, sin restricciones, y da tribuna a mostrar tantos los avances como las dificultades experimentados por ellos.

Debemos agradecer el trabajo arduo y artesanal, que cada uno de los editores pasados, de manera desinteresada, entregó a la revista para mantener su continuidad y velar por una línea editorial que no fuera estática ni de tinte subjetivo, de visión ponderada pero no restrictiva o excluyente de tópicos. Debemos agradecer al directorio visionario que optó por correr el riesgo de privilegiar el formato digital, por mantener el idioma español y por dar libre acceso, lo cual ha hecho de la revista un instrumento que acerca a los especialistas a la comunidad. La existencia de medios electrónicos de difusión, de redes sociales y de repositorios en la nube de libre acceso, han permitido que el conocimiento que aporta la revista literalmente vuele en nuestra propia lengua, que llegue más allá de las fronteras y restricciones que imponía la edición impresa, variable no ponderada en justicia por los estándares de la academia, pero que, independiente de ello, impacta y educa a la sociedad. El privilegiar nuestro idioma, ha permitido aminorar la barrera que muchas veces restringe el deseo de comunicar y publicar nuestras experiencias, y de exponerse a la crítica, rechazo, pero también reconocimiento, por parte de nuestros pares especialistas. Pero más importante aún, ha permitido a nuestras pacientes el conocer de la seriedad de nuestro trabajo, comunicadas con transparencia y juzgadas por pares, lo cual contribuye a fortalecer las confianzas de ellas para con nosotros en los cuales han otorgado el cuidado de su salud. Frente a tan importante efecto, cómo no publicar en nuestro propio idioma.

Como nuevo cuerpo editorial buscaremos continuar apoyando la comunicación de experiencias regionales, nacionales, internacionales, idealmente colaborativas, particularmente si permiten validar la aplicabilidad de estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento en acuerdo con la realidad local donde la enfermedad transcurre. En la visión de esta nueva etapa, está el deseo de convertirse en una revista científica, referente iberoamericano, de libre acceso, donde nuestros especialistas puedan publicar y trasmitir en su propio idioma el conocimiento y experiencias a la comunidad, manteniendo el apego a la academia postulado por los fundadores, y que por sobre todo contribuya a mejorar la salud de la mujer.  Ello implica no abandonar la búsqueda de originalidad o de innovación en la especialidad o suavizar el rigor científico y metodológico que requiere el proceso de evaluación del mérito de un manuscrito.

La revista mantendrá la tradición que la sostiene, sólo aprovechará lo mejor de la tecnología para difundir, de manera más expedita y global, lo que nuestros pares hispano parlantes buscan reportar con el aval de una revisión crítica y justa hecha por pares que viven las mismas realidades.

Mantener la tradición no imposibilita la modernización. Cambios incluyen la forma de contribuir, la forma de envío, a través de una plataforma online, una comunicación más expedita vía email entre autores, revisores y comité editorial. Cambios en el diseño y plataformas de visualización. Publicación anticipada online de manuscritos aceptados, independiente de si se ha asignado o no un número. Habrá registro de acceso, calificación por pares sobre artículos y canales de información por redes sociales. Las editoriales serán atingentes a tópicos presentes en el número o relacionadas con temas de interés sanitario mediático. Así también, la incorporación de portadas temáticas, aporte de nuestros pares, dará plataforma de expresión a las otras dimensiones del médico especialista, la veta artística que todos llevamos dentro silenciosamente y que muchas veces nos apasiona.

Consecuentes con la visión y misión propuestas, en este primer número de la nueva etapa, la nueva portada reconoce a nuestra historia, a lo que motivó nuestra génesis como revista. Desde el año 1935, de manera continua, múltiples han sido las contribuciones, muchas las páginas impresas y muchos los ‘pdf’ que de ahora y en adelante nuestros contribuyentes y cuerpo editorial han de preparar, revisar y aprobar.

Para todos aquellos que desean contribuir a la revista, comunicar sus experiencias en nuestro idioma y educar a la comunidad, la puerta de oportunidad está abierta. Sean todos bienvenidos a aportar.

Dr. Mauricio Cuello F.

Editor en Jefe

Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología

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